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Prepararse para el verano

Fuego, elemento del corazón

Aunque disfrutamos de una primavera tardía (si pensamos en el calor y la sequía de abril), el verano se acerca y con él, una energía especial, más hacia fuera. Para mí, es curioso pensar que los días se acortan a partir del solsticio de verano, porque mi imagen mental de esta estación es de días muy largos…

También verano rima con un nuevo ciclo en la vegetación (algunas lo acaban y otras lo empiezan), con las crías que van creciendo y cogen autonomía, con un aire más seco y polvoroso, con el cambio de los colores y una luz de atardecer espectacular.

Fuego del corazón

No soy ningún experto en medicina china, pero me gustaría compartir lo poco que conozco sobre las correspondencias entre estación, naturaleza y cuerpo. Según esta práctica ancestral, el órgano correspondiente al verano es el corazón. Trabaja de par con el intestino delgado. Es la época en la cual el cuerpo suda más, las venas se dilatan, hablamos más fácilmente con los demás, quizás reímos con más espontaneidad… Pero a la vez que se puede sentir más energía, también puede haber días de abatimiento, cuando aprieta mucho el calor o que culmina la canícula.

En lenguaje cotidiano, se dice “dar su calor”… En verano, nos apetece salir, relacionarnos, vivir en el exterior. El calor nos invita a crear vínculos, a disfrutar de la vida. Solemos dar una vuelta por allí, ir de viaje o tomarnos días de vacaciones.

El elemento que caracteriza el verano no podía ser otro que el fuego. Como todos los elementos, es contradictorio. Puede crear y puede destruir. Se dice que el fuego purifica. También puede ser devastador. El fuego es un generador de energía potente, tanto en la naturaleza como en nuestro cuerpo. Igual nos pueden atraer como ahuyentar las personas que consideramos fogosas. Fuego simboliza fuerza, valentía, coraje y pasión por la vida.

Otra curiosidad de la medicina china es de considerar el corazón como el habitáculo de la mente. Es decir, cuando el corazón esta agitado, la mente esta dispersa. En el idioma castellano, la expresión “estar quemado” por el trabajo se usa con bastante frecuencia cuando alguien está agotado desde un punto de vista mental o emocional.

En la tradición cristiana, asociamos el corazón al amor. “Dar su corazón” lo dice todo.

Funciones del corazón y del intestino delgado

A nivel físico, el corazón gobierna los vasos sanguíneos y genera la circulación de la sangre. En cuanto al intestino delgado, continúa la digestión de los alimentos después de pasar por el estómago. Sus funciones fisiológicas son separar lo puro/bueno de lo impuro/malo, absorber los nutrientes y echar los elementos no deseados. Trabaja como un tipo de barrera o filtro. Por lo tanto, su papel en el sistema inmune es muy importante.

Hoy en día se habla cada vez en medicina occidental del intestino como del “segundo cerebro”. Tiene un sistema neuronal muy desarrollado y, por lo tanto, está conectado con todo lo demás. Cuando nos duele la tripa, nos afecta directamente el carácter.

Gracias a los avances de las neurociencias, sabemos hoy hasta qué punto el estado de la microbiota intestinal influye en la salud física, emocional y mental. Por ejemplo, se sabe ahora que es dentro del intestino que se produce gran parte de la serotonina o “hormona de la felicidad”. Cuando aumentan los niveles de serotonina en los circuitos neuronales, aumentan las sensaciones de bienestar y de relajación.

Contaminación, tóxicos y comida basura

Si la alegría es la emoción que fluye en verano, en la sociedad actual, parece que la imagen de alegría tiene que primar todo el año, parece que solo se puede expresar esta emoción, como si fuese única. En las redes sociales, predomina la (falsa) (son)risa, la diversión y el ocio.

Además de la contaminación psicológica de las redes sociales, existen muchos factores que afectan nuestra salud, y en este caso, la de nuestro intestino: los alimentos refinados, la falta de fibra (verduras y frutas frescas), el azúcar refinado, el gluten, los lácteos, el café, el alcohol, etc.

Como si fuese poco también le afectan los medicamentos, los químicos de la agroindustria, el cloro del agua, los antibióticos… y el mal del siglo (bueno, se decía ya en el siglo pasado): el estrés!

Todos estos factores pueden provocar inflamaciones.

En mi artículo sobre el invierno, os hablaba de la importancia de ir más lento. Si el gran mal del fin de milenario es el estrés, una de las principales causas de ello es la velocidad. Cuando el ritmo de vida se acelera, se produce más calor.

¿Como cuidar nuestro fuego?

Lo habréis entendido, cuidar su fuego se traduce por cuidar su corazón y su intestino.

Para cuidar el corazón, no hay nada como hacer ejercicios. Andar, correr, nadar, practicar taichi y yoga… Cuidar el corazón también es cuidar nuestras relaciones, desarrollar nuestra capacidad de comprensión hacia nosotros mimos y hacia los demás. Al corazón le afecta de manera negativa el sobreesfuerzo y tener que esforzarse en aparentar lo que no es. Por eso mismo, le viene bien al corazón parar y observar lo que nos está pasando, los conflictos que pueden estar presentes en este momento de nuestra vida. Parar para (re)configurar nuestra vida, elaborar e integrar afirmaciones positivas, sentirse digno de amor, creer en la abundancia en el Universo.

Para cuidar el intestino, además de la relajación, la dieta es primordial. Una buena pista por seguir es la llamada nutrición antinflamatoria. Notaremos que muchas de las verduras y plantas que se recomiendan en esta dieta tienen un sabor amargo. En medicina china, es el sabor relacionado con estos dos órganos. Recuerdo que, igual que existen distintas emociones, existen distintos sabores: todos son necesarios.

Otra pista por seguir para mejorar la salud intestinal es cuidar nuestros pensamientos. De hecho, según la biodescodificación, “cuando se presenta un problema en el intestino delgado, está relacionado con la incapacidad de la persona para retener y absorber bien lo que es bueno para ella de entre los acontecimientos de su vida diaria. Tu problema en los intestinos es un mensaje importante para que aprendas a nutrirte de buenos pensamientos en lugar de temores y pensamientos desvalorizantes.”

Una formula a través de las palabras que puede ayudarnos es: “Con facilidad asimilo todo lo que necesito saber y con alegría libero el pasado. Con facilidad libero lo viejo y acojo alegremente lo nuevo.”

Nutrición antinflamatoria

  A EVITAR

PERMITIDOS

(con moderación)

DE CONSUMO HABITUAL
CEREALES

Harinas refinadas

Trigo

Maíz

Centeno

Espelta

Kamut

Arroz integral

Arroz salvaje

Mijo

Trigo sarraceno

Quinoa

Avena sin gluten

 LÁCTEOS

Todo tipo de lácteos

Bebida de soja

Bebidas de cereales o frutos secos (arroz, avena, almendras, mijo, coco, avellanas, etc.) sin azúcar añadido  
FRUTAS Y VERDURAS

Frutas y verduras dulces (sandia, melón, caquis, dátiles, chirimoya, mango, higos, nísperos, uvas, plátano maduro, patata, boniato, zanahoria, remolacha)

Inflamatorios:

Naranja, pimiento, berenjena y tomate

 

Intentar no tomar verdura cruda (o solo durante la comida)

Mejor a la plancha, salteada, vapor, guiso, horno, etc.

 

 

Todas las demás

 

Frutos rojos

Brócoli, repollo, kale, alcachofas, rábano, nabo, endivias, escarola, puerros, cebolla, ajo, espárragos, limón, germinados de alfalfa

FRUTA SIEMPRE ACOMPAÑADA DE FRUTOS SECOS/SEMILLAS

PESCADO Y MARISCO Pescados con mucho mercurio: emperador, tiburón, atunes grandes, panga Marisco (1 vez a la semana) 

Pescado blanco

Pescados azules pequeños: anchoas, boquerones, sardinas, salmonetes.

CARNE 

Carne de cerdo

Embutidos grasos: chorizo, fuet, salami, morcilla…

Vísceras

Carne roja (1 vez a la semana) 

Carnes blancas: pollo de corral, pavo, conejo, ternera blanca.

Embutido de pavo natural, jamón ibérico

 
HUEVOS    3-4 veces a la semana, de preferencia ecológicos   
LEGUMBRES     

Todas (mínimo dos veces a la semana)

Para facilitar su digestión, es importante masticar bien. También se puede añadir comino, hinojo, alcaravea…

 
BEBIDAS 

Alcohol

Refrescos azucarados Café y te negro

 

Agua

Infusiones: manzanilla, melisa, anís verde/estrellado, diente de león, cardo mariano, boldo, azahar, canela, jengibre, cúrcuma

Café natural

 

ALIMENTOS GRASOS

 

Patatas fritas

Aperitivos salados

Fritos en general

Precocinados

Nueces y cacahuetes

 

Aceite de oliva virgen extra

Semillas de chía y lino (previamente hidratadas o trituradas)

Pipas de girasol y de calabaza

Coco

Aguacate

Frutos secos naturales: almendras, pistachos, avellanas…

Aceitunas

Tahin

Ghee

 
AZUCAR Y ALIMENTOS DULCES 

Azúcar blanco, fructosa, azúcar moreno, miel.

Bollería industrial, tartas, chuches, pasteles

Sirope de agave o melaza de arroz (máximo una cucharadita al día) 

Stevia

Eritritol

 
OTROS 

Sacarina

Aspartamo

Vinagre

Levadura

Setas

Hongos

Fermentos*

Sal marina   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

*Los lactofermentados son muy buenos para la microbiota intestinal pero es mejor no tomarlos en caso de sufrir de permeabilidad intestinal

Fuentes:

https://monsaludluque.es/blog/el-intestino-segun-la-biodescodificacion/

Clínica Medicina Integrativa, https://www.youtube.com/watch?v=1cbIP4SSkOw

 

 

 

 

 

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