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Al salir del invierno – Slow Down

¿Hemos sacado provecho del invierno para ralentizar un poco? Si creemos en la importancia de las ciclos y de las estaciones, de verdad, nos sentimos capaces de adoptar otro ritmo durante el invierno?

Hibernación

Muchos animales y plantas no se pueden observar en invierno por una sencilla razón: están hibernando. Parece que no están o que se han muertos, pero no, solo están durmiendo, en un estado vegetativo. Si tantos seres vivos hibernan, quizás, nosotros, seres humanos, siendo parte de la naturaleza, también podemos contemplar la idea de ir más lento, parar, gastar menos energía para recobrar fuerzas. ¿Porque tendría que ser solo una realidad para las otras formas de vida? Y si, al reconocer la inteligencia que reside en todo lo vivo, todos los seres, cualquier sea su forma, ¿podíamos sacar el ejemplo de ellos?

Ciclos de la naturaleza

¿Como volver a los ciclos de la naturaleza? Si hablamos seriamente de cambiar de paradigma, de una sociedad más “viable” y más “humana”, seguir los ritmos de cada estación, además de ser de sabiduría popular (“trabajar de sol a sol”) , puede tener beneficios al nivel colectivo e individual. La energía fluctúa en función de factores tanto naturales que culturales.

Sol, luna, día, noche, verano, invierno… Recordar que el equilibrio esta entre los dos. Aceptar que necesitamos las dos partes, luz y sombra, días largos y días cortos, acción e inacción…

Lento, cada vez más lento…

¿Somos capaces de parar de verdad? Hoy que se habla más abiertamente del impacto del estrés en nuestra salud, sabemos cual es la importancia de ir a veces más despacio, más lento… de parar. La ciencia ha estudiado y sigue investigando hasta qué punto un estado de agitación excesiva debido al estrés puede provocar patologías como por ejemplo inflamaciones en el cuerpo.

Hoy en día, se pusieron de moda (y como hablamos de moda, claro, se usan términos en inglés) el mindfulness y la slow food. En el primer caso, la técnica se acerca a un tipo de meditación en el sentido que el objetivo consiste en calmar la mente y estar en el momento presente, entre otras gracias a la toma de consciencia de nuestra propia respiración. En el segundo caso, como el nombre lo indica, se trata de comer (y cocinar) lentamente, un concepto nacido en oposición al fenómeno actual de fast food. En castellano, se esta desarrollando el concepto de alimentación consciente. 

Por esencia, la practica de la meditación requiere el acto de parar, sentarse, estar quieto un rato. Según los principios del taoísmo, “el movimiento está dentro de la quietud”, lo que me permito interpretar de la manera siguiente: cuando uno está quieto, y solo cuando lo está, puede tomar consciencia de su movimiento interior.

Aunque el fenómeno del slow food se quede de momento bastante marginal y con connotación elitista (¿quién se puede permitir el lujo de tomar dos horas para comer a mediodía?), puede que sea vanguardista en el sentido que brinda la oportunidad de tomar el tiempo de cocinar y comer, lo que significa, tomar el tiempo de cuidarse.

De hecho, ninguno de los dos conceptos/fenómenos es nuevo.

El invierno, una oportunidad

En la sociedad occidental actual, rige un ritmo idéntico a lo largo de todo el año: las cosas tienen que ir rápido. Punto. ¿Como romper de vez en cuando (y porque no definitivamente) el flujo incesante de la productividad predominante? Como conectar con si misma/o?

¿Cuáles son los mecanismos exteriores y, mirando hacia dentro, nuestros propios mecanismos internos que nos “obligan” a seguir y mantener el mismo ritmo de rendimiento todo el año?

Para identificarlos, pienso que es necesario justamente parar. ¿Si no paramos, como podemos ver lo que nos está pasando? Mirar hacia dentro significa indagar en nuestras emociones, nuestros estados de ánimo, nuestros dolores o molestias físicas, nuestros pensamientos duros y negativos, etc. Hasta que no pare, no puedo ver lo que me esta pasando…

Por eso, me parece que el invierno es una buena oportunidad para reflexionar, mirar el fuego que calienta nuestro hogar, vivir la experiencia de la cueva… Hibernar para reponer fuerzas y cuidarse. Hibernar para luego salir y disfrutar otra vez de la luz y del calor naciente de la primavera con su energía propia y igualmente bella.

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