E.R.A.
El final de invierno es buena época para plantar árboles y arbustos. La energía de las plantas esta todavía más concentrada en sus raíces. Non obstante, con las temperaturas suaves precoces, ya empiezan a brotar muchas plantitas… y se exponen al riesgo de sufrir de las heladas.
En Las Abesanas, hemos elegido frutales y arbustos autóctonos. Pude participar en dos ediciones de las Jornadas de Fruticultura, una iniciativa muy interesante organizada desde hace años en Piñel de Abajo, Valladolid por la asociación cultural "El Prao de Luyas". En este pueblo dinámico, se encuentran cada año personas aficionadas a los frutales. Expertos vienen a enseñar como podar, injertar y explican los beneficios de las especies autóctonas, más adaptadas a distintos tipos de terrenos y resistentes a plagas y enfermedades, así como al clima local.
Segovia es una tierra dura par los frutales: caen las heladas a veces muy tarde (las Santas Heladas) … Por eso mismo, hice caso a Efrén, un fruticultor que trabaja con variedades antiguas de la península ibérica.
Según lo que comenta, “estas variedades han sido el resultado de un proceso de selección por parte de los agricultores y agricultoras durante siglos. Responden a una adaptación al terreno de origen, a una calidad organoléptica genuina y a una cultura y un saber hacer de la gestión sostenible de los recursos naturales. Estos recursos fitogenéticos deben constituir la base de un modelo ambientalmente más sostenible y una alimentación sana y justa.”
A principio de marzo, también trasplanté los frambuesos que me regalo Dani, un amigo que vive y tiene su huerta en La Granja. A pesar de la cercanía entre Peñarrubias y La Granja, ese pueblo “real” pegado a la sierra disfruta de un clima un poco más fresco en verano… y de otro tipo de terreno. Según Dani, parece que los frambuesos prefieren terrenos ácidos. Por eso, prepare un surco solo para ellos, lo que me permitió preparar mejor la tierra y asegurará un riego más fácil y abundante en verano… Ya veremos si estén a gusto aquí.
