E.R.A.
Esta primavera fue el momento de acabar el “establo”. Establo entre comillas porque ha quedado tan chulo que aún no sé si lo ocuparan animales o… humanos jaja
Organizamos dos talleres de revocos con cal. No hubo suficientes inscripciones para que salgan adelante. En conclusión, pude contar con el respaldo profesional de Michał, que fue años atrás nuestro gran ayudante durante la obra.
La primera etapa consisto en fortalecer los puntos débiles de la primera capa de revoco, la barbotina. Después de casi 4 años, se había mantenido bastante en buen estado, pero había que repasar para que adhiere correctamente la segunda capa o capa intermedia. La paja tiene que estar todavía vistosa pero cubierta de barro o cal de manera que quede la superficie suficiente firme.
También es necesario preparar previamente los encuentros de materiales (zunchos, cercos de las puertas y ventanas, esquinas…). Hemos utilizado puntas recicladas con cuerdas para las maderas vistas y cañizos en las esquinas y el zuncho superior.
La capa intermedia se preparó con una mezcla casera de cal, arcilla, arena y paja picada. ¡Otra vez, picar paja, cribar arena (y a veces el barro…) … que de recuerdos!!
Lo bueno de trabajar con Michał es que proyecta el mortero a mano con su paleta. Tarda lo que tarda, pero asegura una mejor adhesión que usando solo la llana.
Para la capa de acabado, fuimos probando varias mezclas hasta encontrar la buena. Decidí echar algo de barro para el revoco interior. Jugamos con superficies fratasadas y otras rascadas. El resultado está muy interesante, con tonalidades y superficies distintas. Ya veremos cómo evoluciona con el tiempo.
